100 años de la creación de YPF

A cien años de la creación de YPF: Génesis y desarrollo de la principal empresa estatal argentina a lo largo de toda la historia nacional.

Aporte del Prof. Daniel A. Cabral Marques (UNPSJB-UNPA), integrante de la Comisión Evaluadora del Patrimonio Histórico, Cultural y Natural de la ciudad de Comodoro Rivadavia (Chubut).

La creación de la Dirección General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), el 3 de Junio de 1922, durante el último tramo de la presidencia de Hipólito Yrigoyen (1916-1922), marcó  la decisión del gobierno nacional por involucrarse de modo más efectivo en la actividad petrolera. Esta iniciativa se enmarcó en un contexto signado por la fuerte presión que ejercían sobre el mercado petrolero argentino –y en general sobre toda América Latina- las compañías petroleras estadounidenses (Jersey Standart) y europeas (Anglo Persian Oil Company y Royal Dutch Shell) en la competencia por el control de reservas petroleras en lo que algunos autores han definido como “la lucha petrolera de posguerra”.[1] Además, en el plano interno, y frente a la atracción política que ejercía el problema petrolero entre los votantes urbanos, base electoral del Partido Radical, el gobierno de Yrigoyen afrontó una decidida campaña legislativa por hacer más sólida la intervención del Estado Central en el manejo de las concesiones petroleras provinciales. Sin embargo, estos intentos no fueron acompañados por el apoyo de los parlamentarios, dado la influencia de muchos senadores y diputados conservadores de las provincias con petróleo (tal el caso de Salta o Jujuy) que se negaban a otorgar al Estado Central el manejo del recurso petrolero y la fractura creciente de los propios legisladores radicales ante esta cuestión. Hacia fines del primer período de gobierno de Yrigoyen las inversiones privadas extranjeras ya se habían establecido en algunas provincias argentinas como Salta y en los Territorios Nacionales patagónicos de Neuquén y Chubut.[2]             

Por otra parte, los yacimientos estatales patagónicos de Comodoro Rivadavia, en explotación desde 1907,  atravesaban por una casi endémica ineficiencia dadas las carencias financieras, la falta de equipamiento y las continuas diputas laborales. La expansión de la perforación, si bien había sido significativa entre 1920 y 1922 con sesenta y nueve pozos, quedaba relegada por el impresionante crecimiento de las compañías privadas que entre 1919 y 1922 expandieron su producción en casi un 400 por ciento.[3] Los problemas de financiamiento, una constante desde el inicio de la explotación petrolera, se vieron agravados sobre 1920-1921 por la confusa administración gubernamental y las falencias en la gestión desarrollada por los funcionarios del Ministerio de Agricultura de la Nación, con la falta de elaboración de presupuestos anuales, la casi ausencia en el  registro de costos y ventas, la imprevisión en el control de gastos y la escasa atención a las reales necesidades de inversión en los yacimientos. Las denuncias de corrupción desarrolladas tanto por la oposición política al gobierno en el Congreso, como por los principales medios de prensa de la Capital Federal, llevaron al P.E.N. a plantear la reorganización administrativa de la explotación petrolera del Estado.[4] El Decreto de creación de la Dirección General de YPF seguía manteniendo a la empresa en la esfera del Ministerio de Agricultura, del que dependía en materia de habilitación de fondos y de compra de materiales y equipamiento.[5] Esta reorganización, recibida con crítico escepticismo por parte de la prensa y por los círculos políticos vinculados al Congreso de la Nación, marcó el punto de inflexión de lo que, hasta entonces, había sido una coyuntura signada por una escasa credibilidad hacia la política petrolera desplegada por el Estado Argentino. Sin embargo, la creación de YPF, ponía a la Argentina en el lugar histórico de ser el primer caso efectivo a nivel mundial de generación de una empresa estatal de hidrocarburos [6] y marcaba el inicio de un proceso que sería destacado posteriormente como un hito fundacional por parte de sectores de opinión ligados a lo que algunos autores han definido posteriormente como el “nacionalismo petrolero”.   

Pero, fue la llegada de Marcelo T. de Alvear (1922-1928) a la Presidencia de la República la que significó, en los hechos, la revitalización de la recientemente creada Dirección General de YPF, en gran medida por el tenor decididamente nacionalista de las decisiones tomadas respecto del avance del capital privado sobre el mercado petrolero y, fundamentalmente, por la elección del Coronel del Ejército, Ingeniero Enrique Mosconi al frente de la empresa. La acción desplegada por Mosconi, dio un impulso decisivo a la actividad, reorganizando y ampliando las operaciones de YPF en vistas a su constitución como una empresa verticalmente integrada con posibilidades de competencia exitosa en el mercado interno. Fruto de estas políticas y del apoyo obtenido de parte del gobierno central, tanto del Ministerio de Agricultura liderado por Tomás Le Bretón como de la propia figura presidencial, YPF registró un crecimiento y una expansión considerable a lo largo de toda la década del 20, constituyéndose rápidamente en modelo de organización empresarial y de inversión estatal en la actividad petrolera para otros países de América Latina. Además, durante la presidencia de Alvear se impulsaron dos Decretos Ley que tuvieron un importante impacto sobre las políticas estatales en materia petrolera. Por un lado, y con base en la Ley de Tierras, se extendió la reserva fiscal a favor del Estado en todos los Territorios Nacionales en los que se suponía la existencia de reservorios de crudo (Chubut, Santa Cruz, Neuquén, La Pampa, Río Negro y Tierra del Fuego). Por otro, y para controlar el accionar creciente de los especuladores, se establecieron requisitos más estrictos para reglamentar las solicitudes de cateo en todo el territorio argentino.[7]

En efecto, bajo el gobierno de Alvear, el PEN dispuso a través de decretos presidenciales la exploración estatal de importantes regiones del país, suspendiendo en cada una de ellas las solicitudes de cateo y reglamentando los pedidos mineros como estrategia para frenar la liberalidad con que se venía desenvolviendo el capital privado en este ámbito desde 1907.[8] En el marco de estas iniciativas YPF pudo proyectar sus intervenciones sobre Jujuy en el noroeste argentino, iniciando sus actividades de exploración en el yacimiento El Quemado en 1923, hecho que inauguraba la presencia de la petrolera estatal en esta región del país. Poco después, en 1926 YPF realizaba tareas de perforación en Orán, Salta en las pertenencias mineras que habían sido otorgadas inicialmente a Francisco Tobar, pionero de la actividad petrolera privada y concesionario de la denominada “Mina República Argentina”.[9] Sin embargo, tanto en Salta como en Jujuy el gobierno nacional y su política petrolera hubieron de enfrentar los fuertes intereses de la Standart Oil de New Jersey y de los gobernadores alineados con el conservadurismo que retaceaban su respaldo a la expansión de YPF en pro de mantener áreas para el desarrollo de la actividad privada a través de la gran operadora multinacional y sus asociados.[10]

Durante este período bajo la gestión de Mosconi (1922-1930), y en el marco de la expansión del nacionalismo petrolero dentro del aparato estatal, YPF adquirió casi completa autonomía administrativa respecto del Ministerio de Agricultura[11] y avanzó en la implementación de sucesivos planes para el incremento de la producción de petróleo crudo en  los hasta entonces dos únicos yacimientos fiscales, el  de Comodoro Rivadavia (Territorio Nacional del Chubut) y el de Plaza Huincul (Territorio Nacional de Neuquén). La obra de infraestructura más relevante del período fue la construcción de una gran refinería en Ensenada (La Plata, Provincia de Buenos Aires) para cuya edificación se estableció un contrato con la Bethlehem Steel Corporation de los Estados Unidos, que entró parcialmente en operaciones en diciembre de 1925.[12] En 1927 la Dirección de YPF se hizo cargo en forma completa de la operación de la destilería cuyas instalaciones continuaron ampliándose con obras complementarias hasta 1929.[13] Con esta refinería en pleno funcionamiento YPF estuvo en condiciones de producir gasolina y una amplia gama de productos derivados del petróleo, entre ellos kerosene, “Agricol”[14], y combustible para motores diesel. Finalmente, y a efectos de llegar directamente al mercado interno, YPF creó una amplia red de distribución y comercialización para sus productos con depósitos de almacenamiento, centros de distribución, surtidores y agencias de venta al por mayor y por menor en las principales ciudades del país.[15] A través de una concesión con la firma F. J. Auger, YPF pudo colocar sus productos en áreas previamente seleccionadas del territorio argentino en una estrategia que buscaba posicionar a la empresa estatal como principal referente en la comercialización de combustibles y derivados en virtud del crecimiento sostenido de las necesidades de consumo a escala nacional.

En el ámbito patagónico, en el lugar del descubrimiento del petróleo por parte del Estado en 1907, el primer yacimiento fiscal de Comodoro Rivadavia se vio favorecido por las distintas inversiones que estuvieron ligadas al paulatino reemplazo de los equipos Fauck (de origen alemán) por la mejor eficiencia tecnológica que representaban los equipos Rotary (de origen estadounidense); al aumento en los sistemas de captación y distribución de agua desde los Manantiales Behr utilizada tanto en tareas de explotación como en el consumo domiciliario y la construcción de una mega usina en el km. 5 para electrificar todas las actividades del yacimiento en reemplazo de las anteriores formas de impulso derivadas de la fuerza del vapor.  También, en ese período se previeron y se realizaron inversiones en bienes de capital, se ampliaron las instalaciones ya existentes del muelle embarcadero de petróleo crudo, se construyeron talleres para la reparación de equipos y nuevos tanques de almacenaje situados sobre la costa del yacimiento y se adquirieron buques tanques adicionales para el transporte oceánico del petróleo de Comodoro Rivadavia hacia Buenos Aires y La Plata.[16] También se amplió la infraestructura residencial del campamento central con la construcción de gamelas colectivas, viviendas familiares, del Hospital Presidente Alvear, del Colegio Deán Funes y de un amplio conjunto de obras destinadas a asegurar el “bienestar del personal” por parte de la directiva de la compañía en lo que sentó las bases del denominado “modelo mosconiano”. Lo mismo sucedió en el segundo yacimiento fiscal, el de Plaza Huincul situado en la Cuenca Neuquina pese a las dificultades que suponían su conformación geológica y su localización para la extracción y transporte de crudo también recibió un impulso por parte de la Dirección de YPF a los fines de convertirlo en un área complementaria de explotación al Yacimiento Comodoro Rivadavia (Cuenca del Golfo San Jorge). La construcción de oleoductos, de tanques de almacenaje y de una pequeña destilería fueron algunas de las innovaciones que permitieron cuadriplicar la producción de petróleo en el yacimiento nordpatagónico entre 1922 y 1926.[17]   

YPF fue a lo largo de su historia centenaria una empresa que marcó su presencia emblemática en el interior del país como factor de poblamiento, de creación de comunidades sociolaborales, de resguardo estatal sobre el recurso hidrocarburífero, de integración territorial y de impulso a otros múltiples aspectos ligados a la soberanía energética, al crecimiento industrial y a la expansión económica de la Argentina. La existencia de YPF ha dejado marcas significativas en la memoria individual y colectiva de las sociedades establecidas en distintas localidades y regiones del espacio nacional (Comodoro Rivadavia, Cañadón Seco, Caleta Olivia, Pico Truncado, La Heras, Plaza Huincul-Cutral Có, Orán, Río Turbio, General Mosconi, Tartagal, Vespucio, Tupungato, Malargüe, Luján de Cuyo, Ensenada, Berisso, San Lorenzo y muchos otros ámbitos). En gran parte de estos lugares de la geografía argentina YPF ha sido símbolo de creación de trabajo productivo, de integración social de quienes formaban parte de su estructura, de movilidad social ascendente de los trabajadores y sus familias a lo largo de la mayor parte de su historia, además de dejar un enorme registro patrimonial a través de edificios, talleres, usinas, escuelas, hospitales, monumentos, clubes, archivos documentales, bibliotecas y un sinnúmero de bienes ligados al pasado industrial petrolero. Con etapas de expansión empresaria y territorial y  ciclos de crisis y estancamiento, YPF atravesó gran parte de la historia económica, social y política de la Argentina del siglo XX, desde su creación oficial en 1922, pero con base en las etapas previas de 1907 a 1922, constituyéndose en la empresa estatal más importante del país y con incidencia material y simbólica en la vida la población, hasta su privatización en la década de 1990. Desde 2012, la reestatización parcial de la compañía promovió el imaginario del retorno de YPF a la vida pública de nuestro país pero, en los hechos, la nueva compañía contextualizada en otro marco temporal y empresario ya no encarnaba las premisas y modelos de acción del “viejo YPF” histórico cuyos rasgos han quedado establecidos como una referencia en el registro histórico y la identidad nacional de gran parte de los argentinos.

Referencias

[1] Carl Solberg: Petróleo y nacionalismo en la Argentina. Editorial Hyspamérica. Biblioteca Argentina de Historia y Política. Buenos Aires. 1986 (págs. 87-95).

[2] Carl Solberg: Petróleo y Nacionalismo… (págs. 95-108).

[3] Carl Solberg: Petróleo y Nacionalismo… (págs. 108-120).

[4] Carl Solberg: Petróleo y Nacionalismo…  (págs. 116-117).

[5] Nicolás Gadano: Historia del petróleo…. (pág. 144).

[6] Por entonces la única empresa petrolera con participación estatal en el contexto occidental era la Anglo Persian en la que el Almirantazgo británico poseía el 51% de las acciones. Puede mencionarse también el caso de la industria petrolera rusa que fuera estatizada en general luego de la Revolución Bolchevique de 1917. Nicolás Gadano: Ob. cit. (pág. 146).         

[7] Nicolás Gadano: Historia del petróleo…  (pág. 166-168).

[8] Marcos Kaplan: “La política del petróleo del Estado Argentino, 1907-1957”, Aspectos del Estado en América Latina, UNAM, México,  1989 (págs. 192-195).

[9] Nicolás Gadano: Historia del petróleo…  (págs. 221-222).

[10] Nicolás Gadano: Historia del petróleo…  (págs. 215-222).

[11] En 1923 el P.E.N. firmó un Decreto estableciendo un nuevo Reglamento Orgánico para el funcionamiento de YPF en el que se otorgaban al Director General de la compañía amplias facultades para operar en la gestión de la entidad desde el punto de vista comercial y administrativo. Nicolás Gadano: Historia del petróleo…  (pág. 171).

[12] Carl Solberg: Petróleo y Nacionalismo… (págs. 136-152), Marcos Kaplan: Aspectos del Estado… (págs. 192-195) y Felipe Ludueña: Historia de YPF y de la labor parlamentaria que le ha dado sustento. Congreso Nacional. 1991 (págs. 67-79).

[13] Nicolás Gadano: Historia del petróleo… (pág. 190).

[14] Un combustible desarrollado para su uso en maquinaria agrícola.       

[15] Carl Solberg: Petróleo y Nacionalismo… (págs. 136-152), Marcos Kaplan: Aspectos del Estado… (págs. 192-195) y Felipe Ludueña: Historia de YPF... (págs. 67-79).

[16] En 1923 se adquirió el buque-tanque “Ministro Lobos”, en 1925 se sumó a la flota el buque “Florentino Ameghino” y en 1927 entró en operaciones el buque “Ministro Frers” lo que se evidenció en la duplicación de la capacidad de transporte de toneladas de crudo respecto a 1922.  Nicolás Gadano: Historia del petróleo… (pág. 174).

[17] Nicolás Gadano: Historia del petróleo…. (pág. 175).

 

 

 

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